¿Quién cuida de los hombres?

¿Quién cuida a los hombres?

 La urgencia de formar en habilidades sociales y emocionales

En el debate sobre la igualdad de género en educación, a menudo se pone el foco —con justa razón— en las desventajas que históricamente han afectado a las niñas y mujeres. Sin embargo, investigaciones recientes en el contexto español han comenzado a visibilizar un fenómeno preocupante: los chicos están fracasando en la escuela en mayor proporción que sus compañeras. ¿Qué está ocurriendo?

Vivimos en una sociedad postindustrial marcada por profundas transformaciones: globalización, cambios en la estructura familiar, flujos migratorios y un mercado laboral inestable. Estos factores, entre otros, están generando nuevos riesgos sociales que inciden directamente en el logro educativo. Y en este contexto, la socialización de género sigue siendo un factor determinante. A los varones aún se les exige una forma de ser que los desconecta de sus emociones, de la comunicación y del cuidado. Y en la escuela, esa desconexión pasa factura.

Nuevos riesgos sociales, viejos estereotipos

Los estudios apuntan a varios factores que generan desigualdad educativa:

  • La ruptura de estructuras familiares tradicionales.

     

  • La precariedad laboral de los padres.

     

  • El aumento de flujos migratorios.

     

  • Y, particularmente, los modelos de género que aún persisten en muchas culturas familiares.

     

En estos contextos, los chicos —especialmente los de origen inmigrante o que viven en familias monoparentales— presentan mayor vulnerabilidad. ¿Por qué? Porque los estereotipos de masculinidad hegemónica no solo limitan su desarrollo emocional, sino que además les impiden construir una relación sana con el aprendizaje, la persistencia, la disciplina o la comunicación.

Las madres que abren caminos

Por otro lado, el estudio muestra cómo la educación y la participación laboral de la madre tienen un impacto especialmente positivo en las hijas. Las chicas que crecen con modelos femeninos activos y empoderados tienden a obtener mejores resultados escolares. Esto habla de una transmisión intergeneracional de valores y expectativas que puede transformar vidas.

Y aquí surge una pregunta clave: ¿por qué no estamos generando también modelos transformadores para los chicos?

Las habilidades no cognitivas: la pieza que faltaba

Durante mucho tiempo, se creyó que el éxito educativo dependía exclusivamente de factores cognitivos. Sin embargo, investigaciones actuales lo desmienten: son las habilidades no cognitivas —la empatía, la autorregulación, la perseverancia, la resiliencia— las que marcan la diferencia.

Los chicos obtienen peores resultados no por falta de capacidad intelectual, sino porque carecen de las herramientas emocionales necesarias para gestionar la vida escolar. Y eso no es culpa de ellos. Es una consecuencia directa de un sistema que sigue reproduciendo mandatos de género obsoletos.

Urge un cambio de mirada

El sistema educativo y la sociedad en general deben tomar conciencia de esta situación. No se trata de “feminizar” la escuela, como a veces se caricaturiza, sino de humanizarla. De permitir que todos los estudiantes —sin importar su sexo, origen o tipo de familia— desarrollen su potencial en todas las dimensiones: cognitiva, emocional, ética, social.

Necesitamos políticas y prácticas que promuevan la equidad, no solo en términos de acceso, sino también en cuanto a acompañamiento emocional, sentido de pertenencia y desarrollo personal. Y eso implica formar también a los varones en habilidades que hasta ahora les han sido negadas.

Porque si no lo hacemos, el sistema seguirá cobrando víctimas.

Referencias
Cano, A. J., Escapa Solanas, S., & Mari-Klose, M. (2015). Nuevos riesgos sociales y vulnerabilidad educativa de chicos y chicas en España. Revista de Educación.

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